Una tarde...
Ella caminaba delante de mi. Como no apreciar el instante, el precioso instante que el sol moldeaba su figura, era la estatua de mi jardín privado.
Dio media vuelta acercándose mas a mi, sin detenerse un momento me abrazo y sin dejar de mirarme o los ojos me dijo al oído "¿sabes cuantas cosas me hacen feliz?" yo queriendo eternizar ese instante le respondí que no lo sabia y ella sin contestar me dio un suave beso que fue mejor que las mejores respuestas que podría imaginar.
Comentarios
Publicar un comentario