Cronicas Marcianas
CRONICAS MARCIANAS (Ray Bradbury)
Ylla – Febrero de 1999
Era como esos días en que se espera en silencio la llegada de una tormenta, y la presión de la atmosfera cambia imperceptiblemente, y el cielo se transforma en ráfagas, sombras y vapores. Los oídos zumban y uno está suspendido en el tiempo esperando la tormenta. Uno empieza a temblar. El cielo se cubre de manchas y cambia de color, las nubes se oscurecen, las montañas parecen de hierro. Las flores enjauladas emiten débiles suspiros de advertencia. Uno siente un leve estremecimiento en los cabellos. En algún lugar de la casa el reloj parlante dice: “la hora. La hora, la hora, la hora…”, con una voz muy débil, como gotas que caen sobre terciopelos.
Y en seguida, la tormenta. Resplandores eléctricos, cascadas de agua oscura y truenos negros que caen, cerrándose, para siempre.
Aunque siga brillando la luna – Junio de 2001
Odio la astucia cuando uno no se siente realmente astuto, ni quiere serlo, pensaba el capitán. No puedo enorgullecerme de ir espiando por ahí y jactarme de que llevo a cabo grandes planes. Odio pensar que estoy cumpliendo con mi deber cuando no estoy seguro de que sea así. Al fin y al cabo, ¿Quiénes somos nosotros? La mayoría siempre tiene razón, ¿no es así? Siempre, siempre. Jamás se equivoca, ni un breve e insignificante momento. En diez millones de años jamás se equivocó. ¿Qué es esta mayoría y quienes la forman? ¿Qué piensan? ¿Cómo emprendió este camino? ¿Cambiara alguna vez? ¿Y por qué demonios he caído en esta putrefacta mayoría? No me siento a gusto. ¿Será claustrofobia, temor a las muchedumbre, o sentido común? ¿Es posible que un hombre tenga razón, aunque el resto del mundo opine que ellos tienen razón? No lo pensemos. Sometámonos, animémonos, y apretemos el gatillo. ¡Vaya, y vaya!
El picnic de un millón de años – Octubre de 2026
La vida en la Tierra nunca fue nada bueno. La ciencia se nos adelantó demasiado, con demasiada rapidez, y la gente se extravió en una maraña mecánica, dedicándose como niños a cosas bonitas: artefactos, helicópteros, cohetes; dando importancia a lo que no tenía importancia, preocupándose por las maquinas más que por el modo de dominar las maquinas. Las guerras crecieron y crecieron y por ultimo acabaron con la Tierra. Por eso han callado las radios. Por eso hemos huido…
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