No sé qué te crees,
piensas que puedes aparecerte así en mi vida de repente,
sin anuncio, sin pudor, con tu sonrisa y la estirpe del pasado,
a volver a entrar en mi universo,
así porque sí y yo que dejé la puerta sin llave,
que estaba sin pensar, débil, pero tranquilo...
Muerto tratando de vivir.
En ese momento, cuando yo no era yo,
apareciste y me hiciste recordar de a poco o de golpe,
de risas y llanto, de por qué te quiero tanto.
No sé qué pensabas o si lo pensaste muy bien,
pero vos tenés todo el derecho.
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